La idea de realizar el alumbrado navideño en el antiguo y olvidado corredor férreo de Cali, ha servido para recordar la importancia de éste como espacio público y eje de movilidad. Más allá de un efímero parque navideño, este corredor debe ser repensado a partir de su gran potencial para convertirse en el parque longitudinal más impresionante del país, y su carácter estratégico para la movilidad de orden metropolitano.
Este importante espacio urbano, que atraviesa la ciudad de norte a sur en línea recta, ha permanecido abandonado desde los años setenta tras la lamentable desaparición del sistema ferroviario del Pacífico. En 1997 los focos se posaron de nuevo sobre el corredor, a partir de la fallida iniciativa de implementar la línea de tren metropolitano que conectaría a Cali con los municipios de Yumbo y Jamundí.
Recientemente, ha vuelto a ser noticia gracias a la decisión de la Alcaldía de Cali, de implementar en dicho espacio el fastuoso alumbrado navideño que cada año atrae a miles de visitantes.
La pregunta obligada es ¿Qué hacer para recuperar, de manera permanente, dicho espacio para la ciudad?
Diversas alternativas para intervenir un primer tramo de 1,8 Km (al costado de la calle 25 entre las carreras 1 y 15) han sido planteadas por destacados urbanistas de la ciudad. Las propuestas incluyen, entre otras, la reutilización de las antiguas bodegas del ferrocarril para albergar actividades culturales, comerciales y un museo temático, el desarrollo de un gran parque longitudinal y la reutilización del edificio del antiguo Molino Roncallo como biblioteca pública.
Mientras tanto, la gran propuesta de la Alcaldía de Cali es construir la Autopista Bicentenario sobre dicho corredor, con el manoseado argumento de ‘la competitividad, la cohesión social y los lugares de encuentro para el disfrute de los caleños’.
Solo para reflexionar: ¿Cuántos realmente creen que los 91.000 millones de pesos (1) que se gastarán este año en la construcción de dos intersecciones a desnivel para la actual Autopista Suroriental, lograrán compensar el acelerado incremento de vehículos, mejorando la movilidad y, con ello, la competitividad de la ciudad? ¿Lugares de encuentro y disfrute? ¿Cuántos llevan a sus hijos a jugar debajo de alguno de los ruidosos y humeantes puentes elevados de la ciudad? Piénselo bien.
Resulta más sensato para la ciudad pretender un uso más eficiente de la infraestructura viaria, un uso racional del vehículo privado y la consolidación de una extensa red de transporte público con altos estándares de calidad y fiabilidad. Así, nuestra apuesta como ciudadanos debería ser la de convertir la totalidad del antiguo corredor férreo en el primer ‘Corredor Verde’ de Cali, con una propuesta innovadora en la cual se conjuguen espacio público, movilidad sostenible y actividad cultural.
Nuestro primer reto consiste en entender que la implementación de un enorme y emblemático parque lineal, avivado con diversas actividades culturales; una ciclo-ruta, enfocada tanto a la movilidad cotidiana como al ocio; y un atractivo sistema de transporte masivo metropolitano, ya sea mediante autobuses de altas prestaciones, tranvía o tren ligero; aportarían mucho más a la ciudad, que la idea de ceder ‘nuestro corredor’ para que el sector privado construya ‘su autopista’ en pleno centro urbano.
Repensemos hoy la ciudad que deseamos disfrutar mañana, pues mientras un innovador espacio como el ‘Corredor Verde’ es el sueño de muchas ciudades alrededor del mundo, una autopista como la Bicentenario ha sido la pesadilla de tantas otras.
Carlos Alberto González GuzmánEnero 4, 2011
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Publicado: Diario El País
Edición Impresa, Sección Entorno, Página A3 Cali-Colombia. Enero 4 de 2011
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(1) COP 91 000 millones = EU 34,9 millones = USD 47,5 millones = GBP 29,3 millones (Fuente: OANDA, Febrero 2011)