En lo que respecta a la movilidad urbana, parece que la lógica de construir sin planificar y de que el fin justifica los medios ha sido el gran legado de la pasada administración local; en un periodo en el cual Cali siguió, al pie de la letra, la filosofía con que fue gobernada la mayoría de las principales ciudades del país. La nueva Alcaldía de Cali, que se destaca por haber iniciado con pie derecho al conformar un gabinete con alta formación académica y probada experiencia profesional en los temas de su competencia, se enfrenta a un doble reto: deshacer los serios enredos de la administración anterior y retomar la tarea de pensar y orientar el futuro de la ciudad, tarea que, infortunadamente, estuvo olvidada durante una década por diversas administraciones.
Para quienes puedan considerar injusto calificar de fracaso a la pasada administración 2008-2011 en materia de movilidad urbana, es necesario recordar un par de aspectos de gran relevancia que pueden transformar tal percepción.
En primer lugar, a la pasada administración local le resultó imposible elaborar la obligada revisión decenal del Plan de Ordenamiento Territorial del Municipio, revisión que debería haber iniciado su trámite de discusión y aprobación en el año 2010, por lo cual hoy completamos más de un año de retraso sin tener la posibilidad de discutir el papel que jugará la movilidad en el nuevo esquema territorial.
En segundo lugar, la elaboración del Plan de Movilidad Urbana que, según la Ley Nacional 1083 de 2006, debería haber estado terminada en julio de 2008, fue intencionalmente ignorada. Fue sólo a causa de una demanda interpuesta por los ciudadanos que la administración local se vio obligada a elaborarlo. En cuestión de semanas, la administración organizó un escueto y vacuo documento de cuarenta y dos páginas el cual presentó como supuesto Plan de Movilidad mediante Decreto Municipal 0615 de 2008 . Ante la burla que representaba tal documento carente de rigor técnico (y sin siquiera una tabla de datos, gráfico o similar que le diera sustento), una nueva demanda fue interpuesta por los ciudadanos. Como respuesta, la administración enfocó sus esfuerzos en demostrar jurídicamente la pertinencia de dicho documento, en lugar de asumir, de manera responsable, la elaboración de un verdadero documento técnico que sirviera como soporte a la toma de decisiones en materia de transporte e infraestructura. Hoy, después de más de tres años, tal documento técnico sigue sin existir.
Aún más revelador es el hecho de que en dicho caos y ausencia de planificación, la administración local decidió, arbitrariamente, embarcar a los caleños en la construcción de un paquete de obras de infraestructura conocido como las ‘21 Megaobras’ y financiarlo mediante contribución por valorización (en la práctica, un impuesto extra al ciudadano) con un costo superior a los 900 mil millones de pesos (1). Dado que su trámite de aprobación ante el Concejo Municipal estuvo plagado de irregularidades por la ausencia de diseños definitivos y presupuestos fiables, desde hace unos meses no se tiene muy claro cómo ni cuándo se va a poder terminar la construcción de tal paquete de obras pues afronta serios problemas financieros y jurídicos.
En lo que respecta al transporte público la situación que nos deja no es menos preocupante.
El sistema integrado de transporte masivo MIO(2) inaugurado en el 2009 sigue operando a media marcha a causa de que algunas de sus estaciones de cabecera siguen eternamente “en construcción”; la Troncal de Aguablanca, la de mayor demanda, a pesar de declararse “inaugurada” sigue sin terminarse; y algunas de las empresas operadoras del sistema siguen incumpliendo sus compromisos ante una todavía débil institucionalidad de Metrocali, a pesar de sus notorios esfuerzos recientes.
Por otro lado, el transporte público tradicional sigue disfrutando de la presencia de una desdibujada Secretaría de Tránsito y Transporte, dado que, en concreto, ésta no ha mostrado efectividad en la regulación del servicio de transporte público tradicional, ni mucho menos ha asumido la crucial tarea de planificar la movilidad urbana. Así, el ciudadano del común debe enfrentarse al escenario caótico de una ciudad que, además, presenta alta congestión, sobreoferta de taxis, ausencia de espacios para el peatón y la bicicleta, alta accidentalidad, entre muchos otros males.
No se puede desconocer la honesta preocupación y valioso compromiso de algunos buenos técnicos que en medio de una evidente carencia de recursos económicos, técnicos y humanos intentaron, sin éxito, sacar adelante la elaboración de un verdadero Plan de Movilidad Urbana (sólo a partir de 2009) y la revisión del Plan de Ordenamiento Territorial del Municipio en el seno del Departamento de Planeación Municipal.
No obstante, es importante que seamos capaces de hacer una evaluación objetiva y afirmar sin titubeos que, en materia de movilidad e incluso urbanismo, la pasada Alcaldía fue un fracaso. Por incompetencia o por simple desidia del Alcalde y parte de su gabinete, la tercera ciudad del país que con sus dos millones y medio de habitantes ostenta el título de Capital del Pacífico, estuvo durante cuatro años transformándose sin una real planificación, es decir, sin brújula y de manera errática. Tal grado de irresponsabilidad resulta inaceptable.
El reto fundamental de la nueva administración local que inicia funciones en el presente mes de enero, es echar abajo el nocivo legado de hacer sin pensar y de imponer proyectos por encima de los procedimientos administrativos. Ello implicará tomar la decisión de cimentar bases sólidas:
(i) La recuperación de la actividad planificadora como soporte técnico necesario para la toma de decisiones sobre planes, programas y proyectos y un uso responsable de los recursos públicos
(ii) El respeto por la legalidad y los procedimientos administrativos, como garantía de una coherencia entre fines y métodos
(iii) La participación ciudadana en los procesos de planificación de la movilidad y la ciudad, como garantía de la defensa del interés público sobre el particular y como contribución determinante a la generación de consensos.
Estos elementos serán la base fundamental para, entonces sí, abordar de manera coherente los grandes retos de la movilidad de la ciudad de Cali, haciendo gala de la capacidad técnica de un gabinete calificado por los medios de comunicación locales como el Dream Team (Equipo de Ensueño) de la nueva Alcaldía.
Desde la perspectiva de la necesaria integración de la movilidad y el urbanismo a la hora de repensar nuestras ciudades, en Cali resulta urgente acometer, como medidas estructurales, la creación tanto de la autoridad única de transporte (Secretaría de Movilidad) encargada de la política y planeación de la movilidad como del Observatorio de Movilidad Urbana, al igual que la elaboración de un verdadero Plan de Movilidad Urbana en consonancia con la revisión del Plan de Ordenamiento Territorial del Municipio.
De igual forma, resulta necesario culminar de manera exitosa la implementación del sistema de transporte masivo MIO en el municipio y avanzar hacia su articulación con nuevas líneas intermunicipales en el área metropolitana bajo un esquema de integración tarifaria, la adecuada estructuración de la primera línea del tren metropolitano en el eje de mayor demanda Yumbo-Cali-Jamundí, un sistema de control de tráfico inteligente, gestión del aparcamiento y racionalización del uso del vehículo privado en la zona centro, fomento del desarrollo y redesarrollo urbano orientado a corredores de transporte masivo, itinerarios para peatones y ciclistas, programa de bicicletas de alquiler, etc. Estos son sólo algunos de los proyectos claves para el futuro de la movilidad de Cali que la nueva Alcaldía deberá tener en consideración.
Es evidente que se trata de un reto de grandes dimensiones para una ciudad que, durante varios periodos, ha padecido gobiernos locales poco proactivos y con baja efectividad ejecutiva. Por ello y por el bien de todos, esperamos que la llegada del Dream Team represente un avance significativo hacia el anhelado Dream Time de la ciudad.
Carlos Alberto González GuzmánEnero 6, 2012
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Publicado: Revista Dinero
Edición Digital, Sección Opinión. Colombia, Enero 6 de 2012
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(1) COP 900 000 millones = USD 466 millones = EUR 345 millones (Fuente. OANDA, Abril 2010)
(2) M.I.O. Masivo Integrado de Occidente, es el nombre con el cual se conoce al nuevo sistema de transporte público masivo basado en buses de altas prestaciones con uso exclusivo de la vía (Bus Rapid Transit, BRT) de la ciudad de Cali, implementado en marzo de 2009.